Petrobrás, sin mitos
03/05/2007
El presidente brasileño Lula da Silva defiende a capa y espada a “la empresa nacional Petrobras”. Pero, ¿los intereses de quién se defienden? ¿Defiende Lula los intereses del pueblo trabajador de Brasil o actúa como abogado de la Petrobras y la burguesía brasileña? Petrobrás es la empresa más importante de Brasil; controla la generación, importación, exportación y distribución de petróleo y gas, participa también en la generación de energía eléctrica y es parte de la redituable industria de los biocombustibles, que recientemente ha visto crecer sus perspectivas de exportación a los EE.UU. Está entre las 3 compañías más grandes de Latinoamérica, mundialmente ronda el puesto 140 de las mayores empresas, y como petrolera ocupa el puesto 14. Sólo en 2006 ganó más de 12.000 millones de dólares.
Desde el gobierno de Cardoso, en 1998, la “empresa nacional” viene siendo entregada y puesta al servicio de capitales privados locales y extranjeros. Ese año Petrobrás perdió el monopolio de la explotación petrolera en el país, concediéndole a empresas privadas locales y extranjeras la propiedad del crudo y del gas extraídos y la posibilidad de exportarlos en vez de venderlos en el mercado interno. Además, comenzó a privatizarse parte de la empresa, aunque el Estado sigue controlándola a través del 55% de las acciones “con voto”; ya en 2005 casi el 60% del capital total estaba en manos privadas. Hoy, el 30% de las acciones cotizan en bolsas de los EE.UU., en manos de capitales foráneos.
Es que Petrobrás es una gran empresa capitalista “mixta” catalogada por muchos estudios como los de la CEPAL como una “translatina”, con enormes negocios de gas y petróleo en America Latina, EE.UU. e incluso Irán. A la vez, tiene grandes negocios en el área de la energía eléctrica en Brasil y Argentina, donde tomó el control hace pocos años del grupo Pérez Companc y tiene el 35% de Transportadora de Gas del Sur (TGS). Pero al mismo tiempo, la “empresa modelo” de Lula mantiene alrededor del 75% de sus empleados tercerizados, trabajando en condiciones bastante inferiores a los empleados de planta, con menos preparación y con un nivel de fatalidades muchísimo mayor.
La mayoría de las veces en asociación con capitales imperialistas, Petrobrás se nutre de expoliar los recursos naturales de varios de los países semicoloniales del cono sur americano y del mundo. Un ejemplo claro es Bolivia donde está asociada, a través de Transierra, a la española Andina y la francesa Total. Brasil recibió de ese país en 2005 unos 30 millones de m3 por día de gas natural, casi el 50% del consumo brasileño (cantidad que sigue creciendo). Brasil paga a bajos precios desde los años del neoliberalismo, es una gran ventaja para la burguesía industrial brasileña. Por este motivo Lula, actuando como verdadero abogado de las empresas, se opuso frontalmente a la conformación de una “OPEP del gas”, ya que subiría los precios del gas. Como vemos, estas “empresas nacionales”, defendidas por “progresistas” como puntapié de la “integración sudamericana”, y por neoliberales que la citan como ejemplo de una empresa estatal “rentable” que garantiza sus jugosas ganancias, no son más que socias del imperialismo en el saqueo de los recursos y explotación de nuestros pueblos.