Licitación del campo de Libra
Dilma y el PT llevan a cabo la mayor privatización de la historia de Brasil
24/10/2013
Con un inmenso operativo del Ejército, la Marina, la Fuerza de Seguridad Nacional y de la asesina y represora Policía Militar del Estado de Río de Janeiro (PMERJ), Dilma consumó su plan entreguista. Abierto el único sobre de esta licitación, el mundo conoció que el 60% del megacampo de Libra (que representa por si solo un volumen de petróleo igual a todo el restante ya descubierto en el país, o de 8 a 15 mil millones de barriles recuperables) será controlado por las imperialistas Shell y Total (20% cada una) en asociación con las chinas CNOOC y CNPC juntas (10% cada una) y Petrobras (40%). En la licitación defendida por Dilma, las empresas pagarán R$15 mil millones de reales por una riqueza de valor estimado, en precios actuales, en R$ 3 billones de reales (¡casi el PIB anual de todo Brasil!). El entreguismo es tal que la estatal Petrobras tendrá que desembolsar R$ 6 mil millones de reales para explotar el campo que ella misma descubrió, mientas que Shell y Total pagarán 3 mil millones cada una y las chinas 1,5 mil millones. Todos estos recursos serán usados para el superávit primario, o sea a los dueños de la deuda pública.
La cancelación de la subasta era la principal pauta de la histórica huelga que los petroleros estamos llevando adelante en todo el país, que incluye también la lucha contra el Proyecto de Ley (PL) 4330 que precariza aun más la tercerización y diversas cláusulas del acuerdo colectivo. Bajo la dictadura que no permite que los huelguistas desembarquen de las plataformas, con la policía en la puerta de las refinerías y heridos por balas de goma y gas lacrimógeno, participamos de la pequeña pero valiente manifestación de ayer en Barra da Tijuca, junto a jóvenes y organizaciones de izquierda. Dilma acaparó todo el espacio en televisión para garantizar a los brasileros que lo que ocurrió no fue una privatización. ¡Una hipocresía sin límites!
De toda la producción, el 60% será controlado por empresas imperialistas y sus socias chinas. Petrobras será la operadora del consorcio. Será la tercerizada de los intereses de Shell y Total en asociación menor con los chinos. Pero más aún, las ganancias de Petrobras y el petróleo que deberán ser entregados a la nueva estatal Petrosal (cerca del 42%) no irán a la salud ni a la educación como mintió ayer Dilma. De todo el presupuesto federal, el 47% es usado para el pago de la deuda externa e interna.
Esta enorme privatización, para el orgullo del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (FHC), no será la última. Dilma solo lleva adelante lo que Lula comenzó, realizando 5 licitaciones de petróleo cuando FHC había realizado solo 4. Y en el gobierno de Dilma la privatización del campo de Libra es solo continuidad de las privatizaciones de puertos, aeropuertos, carreteras. Los petroleros hicimos nuestra parte. La batalla fue perdida. Pero no la guerra. Dilma va a seguir avanzando en su plan privatizador, debemos seguir luchando para impedir nuevas privatizaciones y revertir las que ya se dieron.
Los petroleros sabíamos que no derrotaríamos al gobierno de Dilma con una campaña tan sobre la hora y sin las grandes centrales sindicales realmente apoyando la huelga de los petroleros, con la FUP haciendo piquetes pero sin dar un paso para que su central, la CUT, se movilizara y construyera una verdadera huelga general. Denunciamos, hicimos huelga y nos preparamos para ser más fuertes en las próximas luchas y poder superar los límites que la FUP impuso a nuestra lucha contra la licitación.
Es necesario sacar una lección de la lucha contra la licitación de Libra. Primero: era posible derrotar la licitación, la dimensión del aparato represivo puso en evidencia el temor del gobierno que esperaba manifestaciones de “junio”. Podríamos haber vencido, pero ninguna de las centrales sindicales como la CUT, Força Sindical y la CTB se movilizaron para que el pueblo brasilero supiese de este crimen. No movilizaron a sus bases en ningún sitio. No pusieron un centavo en una campaña que saliese a las calles, en las radios, TVs. Fue la huelga de los petroleros, de los últimos días, la que puso sobre la mesa esta entrega de la riqueza nacional.
Lo mismo vale para la UNE, que llevó un puñado de banderas a los actos, pero no pasó ni por una universidad o escuela llamando a movilizarse, a parar. Ligado a este primer balance es necesario mostrar a los petroleros cómo la Federación Única de los Petroleros (FUP) adhirió a la campaña "el petróleo tiene que ser nuestro”, pero sólo a último momento pues está vinculada justamente al gobierno que privatiza y a la administración capitalista de Petrobrás. No derrotaremos a estos entreguistas vestidos de trabajadores como es el caso del PT y de Dilma sin trabar inmensas batallas como la realización de una verdadera huelga general que exceda los límites que tuvieron los días 11 de julio y 30 de agosto (que no incluían la licitación en su pliego de reclamos llevado a las calles por obra de la misma burocracia sindical).
La FUP ofreció sus servicio en las refinerías y en las plataformas justamente para encubrir que no dio ninguna importancia a que la CUT se movilizara, para que una efectiva campaña saliera a las calles.
23-10-2013