Los realineamientos políticos en América Latina
Kirchner y Lula en defensa de las petroleras
03/05/2006 La Verdad Obrera N° 186
Poco tiempo después de la postura común sostenida por los países del Mercosur y Venezuela frente a la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, hemos visto en los últimos meses fluidos reacomodamientos políticos y económicos entre los países de la región. Crisis de la “Comunidad Andina de Naciones” con el retiro de Venezuela tras la firma de Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos por parte de Colombia, Ecuador y Perú; disputas entre Argentina y Uruguay por las papeleras en Fray Bentos y chantaje de este último de realizar un TLC con EE.UU. y retirarse del Mercosur; reuniones y encuentros cruzados de presidentes que anticipan nuevos bloques y minibloques entre países; cumbre de emergencia entre Hugo Chávez, Evo Morales, Lula y Kirchner para discuitir las implicancias del decreto de nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia; por sólo nombrar los hechos más relevantes. El proyecto de Brasil, de institucionalizar su liderazgo regional a través de una Confederación Sudamericana que incluyese al Mercosur y la Comunidad Andina, presentándose como el país capaz de “contener” a Venezuela y, a la vez, tratando de utilizar los roces de Chávez con EE.UU. para presionar buscando ciertas concesiones en las condiciones de la sumisión imperialista, también está en cuestión con la nueva configuración política.
Hay distintas razones políticas y económicas que expresan estos movimientos. Las políticas tienen que ver en primer lugar con la nueva relación de fuerzas que crearon en la región los levantamientos de masas que voltearon a varios gobiernos, obligando a sus sucesores a tener que coquetear con los reclamos populares para ganar cierta legitimidad, como estamos viendo en el caso de Evo Morales con la semi-nacionalización de los hidrocarburos e incluso con la demagogia hipócrita de Kirchner (ya que en nuestro país hay todo tipo de negocios capitalistas que se basan en la contaminación del medio ambiente, empezando por las propias papeleras instaladas en nuestro medio) respecto del justo reclamo de los asambleístas de Gualeguaychú. Y está también la estrategia estadounidense para contener la pérdida de peso hegemónico en la región ante la crisis de su proyecto original del ALCA, centrada hoy en concertar tratados de libre comercio en forma bilateral, cuestión con la que tienta a las burguesías que quedan fuera de los negocios vinculados a la “integración energética”. En cuanto a los aspectos económicos, tenemos que señalar las crecientes disputas en relación con nuevos negocios vinculados con la energía y la obra pública (empezando por el “gasoducto del sur”), alimentados por los aumentos de los precios internacionales del petróleo y el gas, así como en el crecimiento más general de la rentabilidad capitalista en la región, que alienta las peleas de capitales de diverso origen (europeos, estadounidenses, “translatinos”, rusos, chinos...) para hacerse de una porción de estos negocios.
Kirchner y Lula, en defensa de REPSOL
En otro artículo de este periódico señalamos los límites de la semi-nacionalización de los hidrocarburos decretada por el gobierno de Evo Morales en Bolivia. Pero aunque no confisca ni expropia los bienes de las empresas imperialistas y plantea que éstas participen como asociadas junto al estado boliviano en la explotación de estos recursos, no sólo están tomando cartas en el asunto los gobiernos imperialistas directamente implicados (como es el caso de España) sino que los mismos Lula y Kirchner van a realizar en momentos que cerramos esta nota una cumbre de emergencia con Evo y Chávez, en la que intentan “moderar” los alcances de la medida adoptada por Bolivia. Una cumbre en la que Kirchner oficiará como defensor de los intereses de Repsol-YPF, con cuyo presidente se reunió de urgencia en Buenos Aires antes de la misma. Lo cierto es que Kirchner es desde sus tiempos de gobernador de Santa Cruz un agente de los monopolios petroleros y mineros (no olvidemos que el actual secretario general de la presidencia Oscar Parrilli fue miembro informante por el bloque del PJ en la Cámara de Diputados del proyecto de privatización de YPF bajo el gobierno de Menem) y la semi-nacionalización boliviana deja al desnudo su servilismo respecto al capital imperialista, ya que Argentina se transforma en el único país de la región donde los recursos hidrocarburíferos están en manos de los monopolios extranjeros. Lula, por su parte, representará los intereses de la burguesía brasileña que hoy obtiene gas barato gracias a los negocios de Petrobras en Bolivia.
Por una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina
La situación actual con la tendencia a la constitución de distintos bloques y semibloques entre los países latinoamericanos muestra no sólo un debilitamiento de la hegemonía norteamericana en América Latina respecto de la década de los ’90, sino también lo superficial de las afirmaciones de quienes avizoraban un paulatino proceso de integración latinoamericano de la mano de los distintos gobiernos “progresistas”. Es que si las burguesías locales fueron incapaces de avanzar en la unidad política y económica de latinoamérica durante siglo XX, ¿por qué iban a hacerlo ahora, cuando la mayor parte de la economía de la región se encuentra bajo el control directo de los monopolios imperialistas? Justamente el dominio compartido entre el capital imperialista y las clases dominantes nativas es lo que impide que se den pasos reales hacia la unidad del subcontinente, una necesidad estratégica para nuestros pueblos. En el siglo XXI, la unidad latinoamericana será socialista, producto de una federación de repúblicas con gobiernos obreros y campesinos, o no será.